Las personas con discapacidad intelectual temen que la crisis impida su acceso laboral

La Fundación San Cebrián y Aspanis, que han formado a 200 personas, están a la espera de las ayudas de la Junta


Si ya de por sí tienen difícil acceder al mercado laboral, con esta maldita crisis la situación se les está complicando aún más. Temen que se recorten las ayudas para los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), que son para ellos una puerta al trabajo, al menos entreabierta. Y es que más de 200 discapacitados intelectuales han llevado a cabo estos programas en Aspanis y en la Fundación San Cebrián, según se hace hincapié desde ambas asociaciones.

«Estos programas los convoca la Consejería de Educación cada año, pero no sabremos si saldrán ahora. Nuestros programas son de primer nivel, que no se requiere graduado en ESO, pero hay de segundo nivel, para graduados en ESO, y de tercer nivel, para FP de grado superior. Nuestra modalidad es Iniciación Profesional Especial, van dirigidos al alumnado que tiene necesidades educativas especiales (ACNEE)», señala la coordinadora de programas de Cualificación Profesional Especial de la Fundación Personas (Aspanis), Pilar Martín, que incide en que estos programas se desarrollan desde el año 2000.

«Antes se llamaban programas de garantía social. Hasta el año 2007 teníamos un PCPI que duraba dos años, pero se decidió después que hubiera dos programas paralelos para dar demanda a los alumnos que pedían entrar y no podían hacerlo porque el programa estaba a mitad de ciclo. Los PCPI hay que elegirlos con un perfil profesional concreto, y los nuestros son de Auxiliar de Alojamiento y Auxiliar de Servicios Administrativos, porque el objetivo final es llegar a la formación en las empresas, a completar las 120 horas de formación en centros de trabajo, y el Ayuntamiento, la Gerencia de Servicios Sociales, los hoteles o el CAM son buenos lugares», agrega Pilar Martín, que abunda en cómo estos lugares ofrecen salidas para el empleo.

«Hay personas que se quedan en los hoteles, otras que están en la Asociación de Personas con Síndrome de Down o en residencias de la tercera edad. Otras se quedan a trabajar con nosotros en el Centro Especial de Empleo de Fundación Personas», apostilla Martín, que cifra en unos 70 los alumnos que han realizado estos programas de cualificación profesional desde que comenzó el siglo.

«Cada año tenemos una media de diez personas en los programas. El año pasado tan solo un alumno llegó a trabajar, pero este año ha sido buenísimo, hay un porcentaje alto que pueden optar a un empleo. Depende mucho de las personas, hay algunas que no pueden estar sentadas diez minutos seguidos y hay personas con una integración ordinaria. Nosotros apoyamos la inserción continuamente, pero nos miran con lupa, cuando pedimos prácticas para PCPI antes quieren verles. La principal barrera sigue siendo la marginación», apostilla Martín.

«Al campo laboral normalizado poquitos acceden, las personas con discapacidad intelectual que hacen estos programas pasan a unidades del Centro Especial de Empleo de la Fundación San Cebrián o siguen estudiando», comenta por su parte la directora del departamento de Administración de la Fundación San Cebrián, Montse Antón, que señala cómo desde hace nueve años se vienen realizando programas de jardinería por los que han pasado 135 discapacitados intelectuales. «Nosotros tenemos reconocidos dos módulos, uno para personas con discapacidad intelectual y otra para personas sin discapacidad que no quieren estudiar», explica Montse Antón.

La Fundación San Cebrián crea ocho empleos en la nueva planta de aceite usado de Carrión

El centro gestiona 10.000 litros al mes del líquido que se recoge en los contenedores que utilizan los hogares y los hosteleros


La Planta Valorizada de Aceite Vegetal Usado inaugurada ayer en Carrión de los Condes da empleo a tres personas con discapacidad física y a cinco con discapacidad intelectual. La iniciativa está gestionada por el Centro Especial de Empleo Ataces, entidad integrada, entidad integrada en el Grupo Fundación San Cebrián y lleva cuatro meses de rodaje. Pero ayer fue su puesta de largo oficial, para lo que se contó con el apoyo de la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, quién consideró que los servicios sociales << deben empezar a verse como uno de los principales motores de generación de empleo>>. La consejera también resaltó que se está viendo <>.

Por su parte, el gerente de la Fundación San Cebrián, Fidel Ramos, señaló que el proyecto está basado en un <>, al combinar la integración laboral de personas con discapacidad y la protección medioambiental. <>, explicó.

A su vez, destacó el papel que ha jugado el grupo de acción local Araduey Campos, apoyado por la Diputación, que ha coordinado la recogida de aceite usado en los municipios y los contenedores.

El trabajo que se realiza en la nueva planta de valorización maneja dos tipos de recogida de aceite usado. Uno es el doméstico, denominado sistema “Hogar”, y otro el que procede de los establecimientos hosteleros, llamado “Horeca”, con unos 150 entre la capital y el norte de la provincia. En la planta se realiza una gestión conjunta de 10.000 litros mensuales (más de 100.000 al año), que esperan convertirse en 250.000 cuando avance el proyecto.

Para el aceite de uso doméstico se emplean unos contenedores específicos para que los vecinos lo depositen. Actualmente, hay 33 contenedores dobles instalados por el Ayuntamiento de Palencia en la capital, y 33 contenedores simples y 82 carros repartidos por la provincia, financiados por el grupo Araduey-Campos.

Al llegar a la planta de Carrión de los Condes, el aceite para por distintos procesos de filtrado y decantación antes de ser recogido por los camiones cisterna que lo trasladan a las fábricas donde se transforma en biodiesel.

Los bidones del sistema “Horeca” se reutilizan constantemente se reutilizarán constantemente, mientras que las botellas de los ciudadanos depositan en los contenedores situados en las calle se llevan a una planta de triturado, con lo que le plástico es también reciclado en la planta de Magonsa de Villamuriel de Cerrato.

Las tres personas con discapacidad intelectual que trabajando en la planta conocen a la perfección la mecánica del proceso y la calidad del aceite, más o menos usado, que llega desde los distintos restaurantes que participan en el proyecto.