Nosotros no podemos echar la persiana

El presidente de la entidad destaca la necesidad de lograr nuevas vías de financiación al ver recortadas las ayudas

Está vinculado con la Fundación San Cebrián desde hace seis años, los que lleva allí su hija Sofía, que tiene 26. Ha colaborado desde el primer momento en diversos proyectos y ahora, a su jubilación en la banca y en esa idea de continuar ayudando, ha asumido la presidencia, en la que releva a Julio Rubio, y lo hace con suma satisfacción. «Hemos tenido la gran suerte de tener unos presidentes magníficos que han ido construyendo una organización, que es el orgullo de todos», manifiesta Juan Pérez Sánchez.

–¿Qué líneas de actuación se plantea en este nuevo reto?
–La misión de nuestra organización es muy clara. Tenemos que propiciar, desde el compromiso ético, los apoyos individuales necesarios para que las personas con discapacidad intelectual y sus familias, con la intervención de los profesionales, tengan un proyecto de calidad de vida y una igualdad de oportunidades con el resto de los ciudadanos, dentro del marco de los derechos fundamentales de estas personas. Eso va en nuestro ADN.

–Un objetivo claro pero que se complica en el difícil contexto económico y social actual...
–Evidentemente, la situación actual es extraordinariamente complicada y nos obliga a hacer un replanteamiento. La situación de recorte no es ajena para nosotros, exactamente igual que para el resto de organizaciones. Desde ese punto de vista, tenemos una falta presupuestaria y una ausencia de subvenciones en empleo, y esto de alguna manera cambia las fuentes de financiación que teníamos como organización y nos exige hacer un replanteamiento. Lo que tenemos que hacer es no lamentarnos, porque con la queja no conseguimos nada. Lo primero que debemos hacer es mantener y, si es posible, incrementar el empleo. Nosotros damos ocupación a 350 personas, de las que el 45% tiene discapacidad intelectual, el 65% son mujeres y cerca del 90%, empleados fijos, y no son palabras menores. Somos una organización potente. Otro objetivo irrenunciable es seguir manteniendo nuestra cartera de servicios y, si es posible, incrementarla, porque nos va a permitir seguir dando una atención personalizada que nos ayude a que las personas con discapacidad tengan una autodeterminación. Uno de los planteamientos que nos hacemos ahora es, dada la situación, conseguir que nuestra organización sea sostenible a medio y largo plazo. Nosotros trabajamos con personas con discapacidad que necesitan apoyos permanentemente durante toda su vida, luego no somos una empresa que pueda echar la persiana con facilidad, porque muchas familias dependen directamente de nosotros.

–¿Qué fórmulas manejan para autofinanciarse?
–Es muy importante intentar aumentar nuestra masa social. En lo que va de año hemos conseguido un número importante de socios. Los asociados son algo similar a los accionistas de una sociedad mercantil y son totalmente necesarios para definir las actuaciones de nuestras organizaciones. Tenemos la obligación de intentar captar fondos, y estamos intentado cerrar alianzas con empresas como Cascajares o Agropal. El marco con el que nos encontramos ahora es que el dinero por la vía del concierto nos llega en menor cuantía, y nuestro talón de Aquiles son los centros especiales de empleo, por los que recibimos financiación de las administraciones, y llevan sin hacernos efectivo ese dinero bastante tiempo. Si queremos seguir manteniendo los mismos niveles de empleo y de apoyo y la misma cartera de servicios con menos fondos públicos, necesitamos apoyos por otro lado.

–¿Por qué lado?
–Hay proyectos de cuantías pequeñas que pueden ser financiados por las propias familias. Además, estamos trabajando en un proyecto que se llama Red Círculos, que surge de la asociación de 18 organizaciones de Castilla y León y La Rioja que han entendido que en estos momentos la unión hace la fuerza. En esa línea, también estamos muy ilusionados con proyectos a nivel europeo, como el Urban, que es una iniciativa comunitaria que pone su foco en aquellas personas con un claro riesgo de exclusión social, y luego participamos en un proyecto que lideramos, D+Comfort, que desarrolla un modelo de competencias para profesionales. Es un proyecto en el que estamos inmersas organizaciones de Cataluña, Zaragoza y Huesca. Participamos también en un foro de innovación, somos una veintena de organizaciones de la mitad norte peninsular y desarrollamos proyectos que puedan tener una aplicación común desde el punto de vista de la innovación.

–Algo que es ahora fundamental...
–Sí, hay cosas que tienen vital importancia, como la innovación. Tenemos que pensar en esa forma de organizarnos. Aquella empresa que no ha tenido la sensibilidad de innovar, no ha avanzado. Cuando no innovas, das pasos atrás. Siempre focalizamos y ponemos nuestro punto de mira en el usuario, pero también en el ámbito de la gestión. Otra cosa importante es la cualificación de la plantilla, una plantilla formada va a procurarnos apoyos mejores, más eficientes y eficaces. La Fundación San Cebrián es un referente en el mundo de la discapacidad en Castilla y León, porque hay una plantilla extraordinaria, profesionales magníficos y gestores que han conseguido sentar bases económicas que nos permiten mirar el futuro con preocupación pero con esperanza ahora que la situación actual va a propiciar la desaparición de organizaciones.

–¿Temen por la viabilidad de San Cebrián?
–Nuestra organización es muy viva muy dinámica, permanentemente estamos haciendo cosas. Recientemente nos hemos hecho cargo de la guardería del polígono, tenemos pendiente algo parecido en Carrión, tenemos una gran ilusión por abrir un local en Palencia como edificio multiusos para poner a disposición estas potencialidades que tenemos en fisioterapia o logopedia... Nos debemos a la sociedad y queremos poner nuestros recursos a su disposición, pero también vamos a necesitar de esos apoyos como una fuente de recursos e ingresos más.

–¿Que le gustaría decir a las administraciones?
–Que nos puede ocurrir que derechos que habían adquirido estas personas y que nos ha costado tanto conseguir, en estos momentos se ven lastrados. También que nos ayuden mucho con los centros especiales de empleo, porque es donde damos ocupación a la mayoría

«Un objetivo claro es mantener nuestra cartera de servicios e incluso incrementarla»

«Los derechos que habían adquirido los discapacitados se ven lastrados ahora»

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