La Fundación San Cebrián debe buscar más fórmulas para autofinanciarse

Julio Rubio de la Rúa. El presidente deja el cargo después de tres años, convencido de que no puede aportar más

Julio Rubio de la Rúa presentará mañana la renuncia a su cargo como presidente de la Fundación San Cebrián y como Vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad (FEAPS). El notario jubilado ha permanecido cuatro años colaborando a favor de las personas con Discapacidad mental como miembro del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, presidente de la Fundación San Cebrián y vicepresidente de FEAPS.



- ¿Por qué ha llegado el momento de dejar la presidencia de la Fundación San Cebrián?

Me siento impotente para dar más a la fundación y físicamente cansado. Se necesita una nueva visión y el nuevo presidente, Juan Pérez, aportará estas nuevas ideas. Juan Pérez es padre de una niña discapacitada y apoderado de una entidad bancaria. Es una persona sensata, discreta y con conocimientos financieros, estoy convencido de que es la persona adecuada para ejercer el cargo de presidente. Yo solo he aportado sentido común y cordialidad. En el futuro me gustaría seguir ayudando, pero de otra forma.

- ¿Su formación jurídica ha servido a la causa de la fundación?
Si. En este tiempo hemos podido participar en la elaboración de las leyes como la de servicios sociales, la promoción de igualdades de oportunidades o el decreto de precios públicos. Es una labor pequeña, pero me siento satisfecho de haber podido aportar mi conocimiento de las leyes al servicio de las personas con discapacidad.

- Una gran aportación para el mundo de la discapacidad…
No tanto, porque todos los días hay necesidades y preocupaciones que resolver y las actividades del día a día son las más importantes. A mi parecer, las decisiones políticas son menos transcendentes. La labor realmente importante se realiza a través de la gerencia, el personal médico, los psicólogos o los fisioterapeutas. Lo más importante es recibir un abrazo o una mirada de las personas con discapacidad, son personas maravillosas.

- ¿Qué se lleva de estos tres años?
Me ha dado la oportunidad de conocer el mundo de la discapacidad y las personas que lo conforman, es un ambiente enormemente enriquecedor. Las personas con discapacidad son entrañables y necesitan atenciones, apoyos y cariño para integrase en la sociedad civil. Su mundo afectivo es impresionante, así como sus deseos y sus ganas de aportar algo a los demás. También me ha permitido conocer a las familias de las personas con discapacidad que luchan por encontrar un futuro para sus hijos. Además, en los integrantes de la fundación, tanto de la administración como los que se dedican al cuidado de las personas con discapacidad, hay algo más que trabajo, muestran un cariño enorme y una dedicación especial por lo que hacen.

- ¿Qué deseos de futuro o líneas de actuación alberga para la fundación tras su marcha?
Estoy convencido de que hay que llevar a cabo un cambio de las bases de la fundación. Ahora mismo tenemos que competir con empresas privadas con ánimo de lucro y hemos de ser más agresivos. Hay que ampliar la labor asistencial y de desarrollo integral de la persona con discapacidad para alcanzar un concepto empresarial. No podemos depender de las ayudas de la administración o de la colaboración de las familias, hemos de buscar otras formas de financiación. Hemos barajado varias posibilidades en este sentido, como ampliar la prestación de servicios a personas mayores en situación de desamparo. No buscamos ningún lucro, solo conseguir autofinanciación para crecer y prestar una mejor atención.

- ¿Y a usted, personalmente, qué le motivó para entrar en este proyecto de servicio a favor de los discapacitados?
El primer contacto con la discapacidad se produjo en mi despacho de la notaría, al conocer las preocupaciones de los familiares. Me di cuenta de que no podía solucionar sus mayores problemas a través de las fórmulas jurídicas, pero sí desde asociaciones como la Fundación San Cebrián. En el momento en que el gerente de la fundación, Fidel Ramos, me lo propuso, acepté. Para mí, ha sido una satisfacción enorme y una experiencia muy positiva el haber aportado algo al mundo de la discapacidad.

La Crisis afecta a la financiación, no a la voluntad de las personas

- ¿Ha afectado la crisis económica al desarrollo de las actividades de la Fundación San Cebrián?
Sí, ha afectado de forma directa e indirecta. Las ayudas que percibíamos desde las administraciones se han visto reducidas, tanto en la cuantía como en retraso a la hora de hacerlas efectivas. Además, se ha producido una pérdida de empresas con las que estábamos relacionados, y parte de los productos de promoción laboral que se podían ofrecer en los centros de empleo se han perdido junto con estos convenios. Desde el punto de vista directo, las familias tendrán que hacer aportaciones económicas mayores a las que están realizando en este momento debido a estos recortes de financiación.

- ¿La crisis está fomentando una sociedad menos solidaria?
No lo creo. En la fundación he conocido gente que se entrega a los demás, personas que incluso no conocían el mundo de la discapacidad de forma previa y que se han entregado a ello. La crisis afecta a la financiación, pero la gente sigue queriendo ayudar a los demás. No es una sociedad acomodada, el problema es que no se tiene conocimiento de la valía personal y de lo que uno es capaz de hacer y de aportar a los demás. Creo que debemos tener confianza en las personas y en la sociedad.

- ¿Tal vez está más relacionado con una pérdida de valores entre los jóvenes?
Hay valores que se están perdiendo, pero no podemos juzgar a los jóvenes por ello, sino a nosotros, que no hemos sabido inculcar en ellos los beneficios de ayudar.

- Un ejemplo de esta solidaridad es la Marcha Jacobea del próximo 7 de octubre...
Esta será la tercera marcha que realizaremos. A la primera se sumaron 800 personas, mientras que alcanzamos los 1.100 asistentes el pasado año. Es emocionante ver la cantidad de personas que acuden, tanto niños como mayores. La idea de estas marchas es dar a conocer la labor que realizamos desde la Fundación San Cebrián y que la gente que lo desee conozca el mundo de la discapacidad y se familiarice con él. La participación es fundamental y el número de asistentes es lo que nos impulsa a seguir realizando este tipo de actividades. Será una marcha desde Frómista hasta San Cebrián de Campos e intentaremos que sea una gran jornada para todos los asistentes.

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